En Galicia uno de los principales encantos se encuentra en el interior, donde el verde abunda y el agua hace crecer la vegetación. Más allá de las playas existen rincones que están más escondidos y a su vez más abandonados, pero gracias a ello no se nota el descuido del ser humano en el entorno.
Hacía casi 30 años que no pisaba este rincón, la última vez que mojé los pies en este arrollo tendría unos 5 años y lo había hecho con la compañía de mis abuelos en un paseo de verano.

Esta vez volví a hacerlo en una mañana de mayo. El tiempo pasa, no cabe duda, y aquel río que llevaba un gran caudal y estaba repleto de truchas hacía años ahora lleva menos agua y la vegetación lo cubre todo, incluido un antiguo molino que antaño molía el grano gracias a la fuerza del río.
Helecho, la obra fotográfica
A la hora de realizar este tipo de fotografía, una de las mayores dificultades es el alto contraste entre las luces y las sombras, por lo que la elección de la hora del día así como la climatología es fundamental para que la luz entre más suave y no se quemen los tonos.

La segunda parte en la que me fijo siempre antes de plantar el trípode es contemplar el entorno, no solo el plano principal (en este caso se trata de un helecho o “fento” en galego), sino todo lo que lo rodea y las sensaciones que nos transmite, en este caso podemos observar la zona 1 como el plano principal o protagonista de la fotografía, las zonas 2 y 3 corresponden a un antiguo molino y un viejo tronco que hacen de “marco” de la imagen para encajar la fotografía, y el elemento número 4 es por donde entra la luz de la mañana y el río, esta zona lo que hace es guiar la vista del espectador hacia el elemento principal, a la vez que, al tener un tono diferente, hace que el observador se quede unos instantes visualizando el río antes de bajar la mirada al helecho.
En mi estilo fotográfico me gusta mucho crear este tipo de simetrías, ya sean vertical u horizontalmente, para crear el equilibrio en la imagen y transmitir tranquilidad a través de la composición.
Recuerda que puedes adquirir bajo licencia la obra fotográfica “Helecho” en impresión fine art aquí.
Mi equipo utilizado para esta fotografía:
Estupenda foto y sin duda todo un acierto compartir tus recomendaciones. Da gusto volver a los lugares a los que íbamos cuando éramos pequeños y sentir que todo sigue casi igual. Gracias por compartir tus tips 🙂
Muchas gracias Alberto. La verdad es que cada lugar y fotografía son diferentes por eso el tratamiento cambia de una a otra, pero hacerlo en un lugar especial de cuando uno era pequeño o que hace muchos años que no vas, influye mucho, ya que lo miras con otros ojos y a su vez quieres plasmar lo que te transmitía antaño.
Gran trabajo. Eres un mago que convierte en lugar bonito en un paisaje espectacular.
Graciñas Miguel. Creo que si el lugar en sí si te transmite alguna sensación cuando estás quieto, observando el entorno, se es capaz de ver más allá de lo que tenemos a la vista.
Foto estupenda, no solo por la calidad de la imagen, pero también por la sensibilidad del fotógrafo, que percibe y describe los detalles de la naturaleza de forma espectacular.
¡Muchas gracias Victória! ¡Me alegro mucho que te guste! Creo que para plasmar una fotografía que transmita primero el lugar tiene que transmitirte sensaciones, y rincones así están llenos de encanto.